Los viajes de vuelta, sobre todo cuando hace mucho tiempo que te has ido, son los más largos. No sabes qué encontrarás. Y aunque se esté dispuesto a aceptar los posibles cambios que se han producido en tu ausencia, pese a que siempre confirmas que el movimiento es el que produce las variaciones, no puedes asegurar que los demás acepten que el que más ha cambiado, en realidad, eres tú.

A June, la protagonista de esta maravillosa historia, le ocurre lo mismo. De regreso a su hogar familiar intenta encajar un difícil regreso, una familia que la recibe encantada, pese a un fondo de amargura y reproche por su larga ausencia, sus amigos sorprendidos por esta inesperada visita que, intentan como pueden, rellenar un vacío de meses, y el reencuentro con su novio.

Diego, esplendido Tamar Novas, radicalmente opuesto a ella, vive enclaustrado entre cuatro paredes, con sus cuentos, sus escritos y su propio mundo interior. June sólo vive, de verdad, en el exterior, física y mentalmente, compartiendo sus sentimientos, expresando sus dudas y miedos, imaginando su futuro en el lugar que permita realizarlo, aunque sea Berlín.

Muchas veces piensas que, en realidad, lo que más importante entre viaje de ida y vuelta es el espacio entre los dos lugares. El que has dejado y el que encontrarás. Un momento, horas o días, en que te deslizas hacia tu pasado, alejándote de tu presente y sin conocer el futuro, un enfrentamiento reiterado de cuestionamiento sobre el por qué vuelves, o el más difícil todavía, el por qué te has ido. Y si incluso la razón de tu marcha era justificada, la respuesta sobre si sigue siendo válida, meses, años o décadas después, todavía hace más eterno el viaje.

Lara Izagirre camina sólida y con firmeza en su primer largometraje, también escrito por ella. Emociones contenidas, silencios que dicen más que muchos discursos, sensibilidad a flor de piel, extraordinarios personajes sublimemente construidos y una dirección de actores más que sobresaliente (toda una fantástica sorpresa Lier Quesada).

Una vez más se confirma el inmenso talento de nuestra última hornada de actrices. Irene Escolar, majestuosa e impresionante, se suma a mi trio preferido de actrices jóvenes que saltarán fronteras cinematográficas y alcanzarán, como ya es el caso, reconocimientos y galardones. Tres inmensas intérpretes (entre 24 y 30 años) que habrá que seguir muy de cerca: Irene Escolar, Natalia de Molina y Laia Costa.

Los viajes de regreso, sobre todo cuando hace poco que vuelves, son los más pesados. Por poco que metas en la maleta siempre cuesta levantarla. Demasiadas cosas se cuelan en ella sin pedir permiso. Los que no has tenido tiempo de hacer, las verdades que no te has atrevido a confesar, los besos que se han helado en tus labios. Quizás sea porque durante tu estancia muchos abrazos, dados con la mejor intención, te han dejado sin aliento. Aunque en realidad sabes perfectamente por qué pesa tanto esa dichosa maleta. Temes, con todas tus fuerzas, que igual sea la última vez que la arrastras.