Algo huele muy sabroso en el continente africano. De la penuria de años bajo regímenes dictatoriales que ignoran la industria del cine al actual hormigueo de nuevos directores, con un talento arrebatador, profundamente cinéfilos y con un exquisito sentido de la narración, el excepcional Festival de Cine Africano de Tarifa ha sido testigo privilegiado, hábil precursor y referente indispensable en nuestra geografía, que por cierto, el próximo año estará de cumpleaños. 15 maravillosas ediciones que no han dejado indiferente a nadie.
Por eso la muestra de una cuidada selección de su última edición en Cineteca Madrid, desde mañana 22 hasta el domingo 25, es un motivo más de orgullo y satisfacción para todos los que no han podido asistir al último festival. Cuatro películas representativas, diferentes y con nombres que, sin lugar a dudas, resuenan o resonarán en los palmarés de los próximos festivales internacionales.
Empezando por el flechado ante la habilidad y el talento del egipcio, Mohamed Siam, con su documental Whose Country? (Balad Meen), que sería un complemento ideal de la joya Clash, de su compatriota, Mohamed Diad. En un país en que no se sabe muy bien quién son los buenos y quiénes los malos, el cineasta intenta comprender el papel de la policía en su país. El 25 de enero de 2011 (curiosamente, día dedicado a las fuerzas del orden en Egipto) estallan las revueltas en el país contra un cuerpo de seguridad corrupto, violento e imprevisible.
El cineasta consigue que un policía se confiese (las torturas practicadas, los arrestos arbitrarios y sin motivo alguno, los robos a los delincuentes para traficar y ganar más dinero que su sueldo mensual de 50 dólares). Pero la política en Egipto cambia como el tiempo y la llegada de los Hermanos musulmanes descoloca a todo el mundo. En un condensado metraje que no deja aliento al espectador, Whose Country? está más próximo de los thrillers de suspense de Hitchcock que del habitual documental.
Para equilibrar, Mamá Coronel (Maman Colonelle), del congolés Dieudo Hamadi, equilibra una visión sesgada de la realidad. Hay de todo en todos los trabajos. Reconozco que me ha emocionado la fuerza de esta Madre Coraje de la policía de la República del Congo que se dedica a luchar, día a día, por la protección de menores y contra la violencia sexual. En un país en que la guerra de los 6 días ha dejado aún abiertas muchas heridas, ver cómo una mujer prefiere que, ante el traslado de Mamá Coronel a otra ciudad, la policía se lleve a su hija de 4 años con ella, antes de que la vuelvan a secuestrar y violar, es otro de los momentos fuertes de la muestra. Sobre todo, ante la habilidad de Dieudo Hamadi para no caer en el drama, e incluso, llevar un mensaje de esperanza.
A Kaouther Ben Hania ya la seguíamos muy de cerca desde su brillante Le challat de Tunis, que ha confirmado su talento en la última edición de Cannes con Beauty and the Dogs. El FCAT nos ofrece la oportunidad de ver su segundo trabajo, A Zaineb no le gusta la nieve (Zaineb takrahou ethelj), exquisito, sensible e interesante retrato de un familia tunecina. Zained, una niña de 9 años, va a transformarse complemente en 6 años (lo que ha durado el rodaje de este documental). Tras la muerte de su padre, su madre encontrará y se casará con otro hombre y se irán a vivir a Canadá. Nueva religión, costumbres, amigas, experiencias en una historia que no tiene nada que envidiar a la mejor ficción.
Y para cerrar esta magnífica selección (meditada y equilibrada, como lo son las programaciones en las que se ve una meditada reflexión) los responsables del FCAT han elegido otro retrato de una niña, radicalmente distinto. La casa en el campo (Tigmi n igren), de la brillante cineasta marroquí, Tala Hadid. Las cuatro estaciones en un pueblo del Atlas, en compañía de Khadija y su hermana Fátima (que con 19 y prometida dos años antes se casará ese verano), en una mítica montaña que parece inmovilizada en el tiempo, con su alfombras hechas a mano, su pastoreo y sus ancestrales costumbres, es el broche de oro, con una espectacular fotografía, para acabar esta muestra que debería expandirse por el bien de todos. Gracias, y un año por anticipado, feliz cumpleaños, FCAT.