Western francés actual: Mi Hija, Mi Hermana (Les Cowboys), Les Premiers, Les Derniers y (La Comunidad de los corazones rotos ) Asphalte.


El western, género americano por excelencia, sobrepasó sus fronteras iniciales, la conquista del mítico Oeste, para instalarse desde su inicio en las filmografías de todos los países. Difícil, sino imposible, encontrar un territorio que no haya creado su propia versión, en forma cómica, dramática, crepuscular, spaguetti, o demás salsas y sabores locales.

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Francia para haberle cogido el gusto al procedimiento dado la proliferación de ejemplos actuales de esta mítica narración. La verdad es que el género se presta a ello: uno contra todos, otra cultura como enemiga radical, solitud del hombre actual, espacio poco clemente y peligroso.

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El debut tras la cámara de un guionistas extremadamente brillante (Un profeta, De óxido y hueso, La familia Bélier, Ni le ciel ni la terre, Dheepan…), Thomas Bidegain, cuenta la historia de una familia del valle del Ródano francés, amantes de la estética country (de ahí el título Les cowboys, lógico imprescindible, por lo que no llegó a entender la versión en español).

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No sólo la estética de la familia es de western sino que también la desgracia que padece se asemeja al género, su hija desaparece con su novio, que pertenece a una cédula yihadista (equiparable, en la actualidad, a los grupos de indios americanos que secuestraban a mujeres).

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La historia de una búsqueda, desde 1994, inicio de los primeros movimientos yihadistas, hasta el 2011, que integra los atentados del 11 de septiembre de 2001, de esa hermana e hija desaparecida, ¿por propia voluntad?, ¿obligada? Una excelente película que cuenta con dos protagonistas impagables, el consagrado François Damiens y el joven Finnegan Oldfield, ambos nominados en los premios de la academia francesa 2016, los César, junto al de mejor ópera prima y banda sonora (casi seguro, alguno se llevará, Finnegan Oldfield tiene muchas papeletas).

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Otra agradable sorpresa en forma de western crepuscular es la última película de Bouli Lanners, que continúa en su vena de análisis de la explosión de la cédula familiar. La inspiración se encuentra en el lugar más inesperado y en el caso del cineasta le llegó en un viaje de noche en el tren que une Toulouse a la capital francesa: una especie de acueducto, sin fin, que trazaba una línea de kilómetros y kilómetros.

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A partir de esta imagen el realizador mezcla dos cazadores de recompensas actuales, en este caso, un móvil que contiene información delicada, y una joven pareja, tierna y nada peligrosa, que ha tenido la maña suerte de apoderarse del dichoso móvil.

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Unas imágenes impecables e inesperadas, los típicos personajes del western aderezados a la época actual, un redentor que podría ser el típico pastor (aunque más bien ocupa una jerarquía mayor, que no desvelaré, para reservar la sorpresa al espectador) y una implacable persecución completan esta imaginativa película llena de sorpresas místicas y terrenales.

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Y por último, Asphalte (Asfalto), de Samuel Benchetrit, una verdadera joyita del cine actual francés que, personalmente, me gusta describir como un western de patio. El roñoso vecino del primero expone ante la asamblea de vecinos su decisión de no pagar el ascensor, dado que él no lo va a utilizar. Tras una desternillante escena inicial, evidentemente, lo inimaginable se produce. Un ligero accidente que le obliga a utilizar silla de ruedas.

En este western de patio, el vecino tendrá que aventurarse en el inhóspito terreno de un metro de la puerta de su casa al ascensor, cada noche, cuando ningún vecino lo pueda ver. Otra conquista pero a una escala más ínfima. Este tentador panorama lo completa la bella señorita que descubre en la puerta del hospital, una actriz en plena decadencia con un joven vecino de escalera y un astronauta, sí, recogido por la singular y adorable señora del último piso, lógico.

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Una extraordinaria crónica de la caída, en su sentido más literal de la palabra, que me ha arrancada sonrisas y carcajadas por su exquisito sentido del ritmo (y del ridículo), sus planos perfectos y un equipo de actores de un elevado nivel, Isabelle Huppert, Gustave Kervern, Valeria Bruni Tedeschi y Martin Pitt. De absoluta necesidad por su fino humor e inteligente ironía y muy recomendable visión.

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