La Gazte Konpainia de Pabellón 6 continúa sorprendiendo al público con sus nuevos talentos y fascinantes propuestas. Su última obra ‘Rey desnudo y chico muerto’, un despliegue de lucidez dramatúrgica de la mano de Iñigo Cobo, se estrena hoy y se mantendrá en escena hasta finales de marzo, dentro de la programación de artes escénicas del festival Zinegoak.
El dramaturgo y director de escena, Iñigo Cobo, tras su estrena en teatro con ‘Todo saldrá bien’ y varios cortometrajes y documentales nos cuenta, en su segunda obra, cómo 58 segundos de la vida de dos jóvenes bilbaínos en el parque de Doña Casilda, de noche en pleno efluvio sexual, pueden resumir toda la historia de la humanidad del rechazo a lo diferente. Ese ‘lenguaje universal’ que ha recorrido toda nuestra existencia en la tierra.

Pariendo de la tradición de la escritura norteamericana de Tony Kushner y Eugene O’Neill (imprescindible dramaturgo que parece estar condenado al olvido en nuestra cartelera teatral), el realismo dramático de Iñigo Cobo se tiñe de una ironía afirmada y de un desacomplejado collage histórico (‘escrita, como se afirma en la obra, desde la obscuridad’).
Un joven pijo de Moyua de 17 años –el nuevo rey-, su amante ocasional de la margen izquierda -que también podría ser un pintor olvidado por la historia-, otro joven viajero de los 80 atrapado por rl VIH y que tiene su doble en una generación posterior, una vecina del parque de Doña Casilda -con una identidad reprimida- y una joven obsesionada con la muerte -personaje que Wajdi Mouawad adoptaría de inmediato en cualquiera de sus obras y que comienza su texto con una explosiva declaración ‘yo nací muerta’- completan el reparto encarnado en un elenco de indudable química.

A través de estos cinco personajes contemporáneos, la escritura de Iñigo Cobo nos traslada a los labios de Safo, poetisa griega de la época arcaica griega, recrea a Federico II de Prusia y Hans Hermann von Katte, amante del rey que fue ejecutado por su padre cuando intentaron huir a Gran Bretaña, y no duda en rehabilitar a emperadores romanos condenados al olvido… porque, al final, ‘la depravación es lo privado hecho público’ y la historia se repite sin cesar.
Desde la fogosidad de la escritura de Iñigo Cobo (autor que en breve contará entre las voces a seguir muy de cerca), la imponente presencia de Arnatz Puertas y Jon Casamayor y la infinita ternura de Itxaso Gil, ‘Rey desnudo y chico muerto’ es un verdadero deleite de una escena que podrá ser joven, pero también apasionante. La conclusión de la obra sobre el auge de la guerra de la identidad es tan clarividente como impactante, porque lamentablemente un parque de Bilbao puede convertirse en un club gay de Orlando, en cualquier momento. Como siempre, solo cambian los protagonistas.