Tras más de dos años en cartel en el Teatro Lara de Madrid, por fin, Juan Carlos Rubio, actor y dramaturgo, se lanza a la adaptación cinematográfica de este maravilloso texto teatral, Las heridas del viento, que ya se había paseado por escenarios de Estados Unidos, Grecia, Italia, Méjico, Argentina o Chile.
David no sale de su sorpresa, tras descubrir entre los papeles de su difunto padre, rígido, imperturbable y estricto en vida, un manojo de cartas de amor escritas por otro hombre. Frente a todas las imágenes y recuerdos de su padre, el hallazgo es de lo más perturbador, por lo que decide contactar al autor de las apasionadas misivas.
Lo que quizás algunos puedan reprochar a la película, su aspecto teatral, creo que en realidad es su mejor baza estilística. Una profunda y marcada fotografía en blanco y negro, una casa, entre mansión y cabaret, y directamente, un escenario real afirman lo que su autor proclama entre líneas, la vida es puro teatro. Muy próxima de las grandes tragicomedias del sueco Ingmar Bergman, que se movía con tanta agilidad entre la escena y la película, Juan Carlos Rubio, aprovecha los recursos dramáticos para acentuar un potente texto (primeros planos que captan el mínimo detalle gestual), repleto de perlas que piden a gritos parar la imagen para tomar nota: “no me gustan las cosas previsibles, por eso no me gusta la vida. Sé cómo acaba”.
Pero la mejor baza de Las heridas del viento es la pareja de actores que interpretan a estos personajes. Nuestra grandísima Kiti Manver está que se sale, literalmente, de la pantalla. Desde su primera escena, con pestañón de guerra y pelucón platino, hasta el jersey sobre los hombros de burguesito incrédulo, la actriz saca provecho de cada prenda para dibujar a la perfección la exuberancia y cinismo de su personaje. Sin olvidar a Daniel Muriel que encaja con maestría las embestidas de su compañera de reparto.
Un verdadero placer escuchar un texto tan inteligente arropado por un fotografía tan mimada. Estreno el 8 de noviembre en el Festival de Sevilla, también clausurará la 22ª edición de LesGaiCineMad. No se puede imaginar un broche mejor para tal festival.
Lo que era un espacio de cine lúdico y sin ánimo de lucro, se ha terminado desvirtuando en un entorno de desconocidos y de despropósitos, donde impera la grosería, la falta de creatividad, y los buenos contenidos para un espacio de cine.Se ha transformado en una especie de butifarra para series, que sustituyen al buen cine de siempre y cine de temática gay, que no importa a nadie, dada la baja calidad de las producciones que hay en cartelera y en próximos eventos.Esta no es la página de «Fotogramas» que yo recuerdo con cariño.Y por ello dejo mi último mensaje porque no me vais a ver más el pelo por aquí.Y lo de la Esteban, ya era hora, cuanto daño hizo a la televisión.
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Querido Valentín, ya siento que no te guste (creo que hablas de Cine invisible), en todo caso, gracias por leernos hasat ahora. Hasta pronto
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Yo que soy un poco facha, todos saben que no me llevo demasiado bien con los homosexuales, y quién quiera adivinar el porque, que lo adivine;) prefiero ser íntegro a mi mismo e ir de frente que no por detrás y ya, entre super héroes , Blocksbusters, Amour Fou para maricones de la primera y la tercera edad.Elijo el cine clásico y esa es suficiente razón como para abandonar una página web.
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Querido Valentín: lo bueno que tiene Cine Invisible es que se acepta cualquier opinión. Estoy totalmente de acuerdo contigo,el cine clásico me encanta tanto como a ti: Con Faldas y a lo loco, Victor o Victoria… Hasta pronto, amigo
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Perdón por la intromisión, pero… si este fuese un espacio para cine «clásico» (es facilmente entendible el concepto), esta sería una página más. Más de lo mismo. Pero es que para eso ya está todo el montaje y status quo existente. Un mastodonte que como todos dispone de todos los resortes económicos y de otra índole existentes.
Pero pasa que, otra gente -entre las que yo me encuentro- que precisa que le sorprendan. Y que TODA la realidad de lo que existe se refleje en el Cine. Que, lo queremos o no, es Arte amén de «entretenimiento».
Hablamos de inteligencia emocional.
Un saludo.
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Mil gracias por tu aportación Narbona. No lo podía haber dicho mejor. Arte, con mayúsculas. Hasta pronto, compa.
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Esa diferente emotiva y afectuosa y cálida inteligencia emocional os costará cara.Puede que yo pague el peaje, pero ningún cerdo se queda sin su san martín.Un saludo.
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Querido Valentín: la inteligencia, ya sea emocional o no, siempre es bienvenida, ¿no crees? Saludos
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Me pareció una película muy interesante, buen argumento, esta tratada con inteligencia.
Un saludo
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Muchas gracias, por tu comentario.
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