Tras la prometedora La lección (2014), flamante premio Nuevos Realizadores del festival de San Sebastián, se estrena la deslumbrante segunda película del dúo de choque visual formado por los realizadores búlgaros, Kristina Grozeva y Petar Valchanov. Un minuto de gloria (Glory) es, sin lugar a dudas, uno de los mejores estrenos de este verano.
La seriedad tensa y el ambiente eléctrico que acompañaba a la profesora de La lección, la protagonista de su ópera prima, ha madurado, estilísticamente, en un sabio, corrosivo e inteligente sentido del humor para amortiguar los desvíos de una sociedad desesperante, egoísta y sin la menor humanidad. El resultado es una mezcla entre una ducha de agua fría y cosquillas en los pies.
Un empleado del servicio ferroviario estatal que se encarga de reparar las vías, tras 30 años o más de fieles servicios, se encuentra una buena mañana lo que todos hemos soñado alguna vez: una bolsa repleta de fajos de billetes y nadie alrededor que los haya perdido. La primera reacción de este buen hombre es guardar algún billetito pero la honestidad se impone y decide entregar la bolsa al departamento de objetos perdidos.
Pero la política se mezcla en la vida de este anónimo héroe y la consejera del ministro de transportes, de capa caída en las encuestas, encuentra en nuestro protagonista la gallina de los huevos de oro. Una acción que podría alejar de su ministerio las dudas de corrupción y, al mismo tiempo,.animar a los votantes perdidos en el camino.
Comienza en esos momentos una verdadera farsa de premios, prensa, radio y televisión, con un héroe medio perdido. Como todo compensación un nuevo reloj que, para no desvelar la intriga y excusa de este drama, que hace desaparecer el antiguo reloj del protagonista, un Glory (de ahí el título en español, muy brillante en esta ocasión, con su doble sentido).
Una delicia de película, una historia alucinante en al que todos intentan sacar provecho de los demás, una sutil y juguetona dirección y unos inspirados y estrafalarios protagonistas hacen de Un minuto de gloria, como mínimo, una de las mejores películas del verano… o del año que no pasó desapercibida en el festival de Gijón (mejor película, guión y premio FIPRESCI) o en el de Edimburgo, también, mejor película. Imprescindible.