El deseo es una enorme mansión a las afueras de la capital del Amor. Con 13 baños, con frecuencia demasiado ocupados, innumerables habitaciones, en las que algunos quieren entrar y no tienen acceso porque están ocupadas, otros anhelan irrumpir y no se deciden, y varios se han instalado de forma permanente, centrados en sí mismos, mirando por la ventana que da al jardín, sin saber que detrás hay otra persona, con su mano a un milímetro de su hombro que no osa acariciar.
En su parte trasera, este bien inmóvil, de sólidas fundaciones y con una decoración que no lucha por mantenerse al gusto de la moda del deseo, que muchos estilistas desean imponer en cada temporada, este bien inmobiliario, y nobiliario de arraigadas raíces en solido terreno de nuestras más secretas aspiraciones, dispone de una piscina repleta de todo el líquido de los sueños de felicidad donde cada visita puede refrescarse la memoria.
Y con un propietario que ha heredado esta casona, como se recibe la mayoría de lo que nos transforma, sin haberlo deseado. Inmovilizado en una antigua relación que no le permite avanzar, rodeado de personas que no conoce y que, sinceramente, tampoco quiere conocer.
Como la espuma es una película que parece, a primera vista (como en el amor, el primer contacto suele ser engañoso, dado que se trata más bien de química de feromonas que ignora la psicología del ser que las envía) hablar de sexo sin mañanas y que, en realidad, habla de amor ansioso de mil y una noches de verdades compartidas y escalofríos de sinceridad.
Roberto Pérez Toledo es el director de cine español más dotado para el doble, y hasta el triple, sentido, un experto en las alusiones cinéfilas, juguetón con las imágenes y las palabras (a veces, dan ganas de parar la proyección y tomar nota de sus frases) y el indiscutible maestro de la metáfora visual. Un digno, fiel y sensato, pero con un toque de locura y riesgo, heredero de Luís García Berlanga.
Este artículo es un intento de definiciones: de una película, Como la espuma, fresca, divertida, profunda, sincera y generosa, de un director, Roberto Pérez Toledo y de un tema, el deseo. Pero ante esta temática, la tentativa sólo puede ser frustrada porque es imposible delimitarlo con unas simples palabras. Lo único que se puede hacer es lanzarse al agua, como en la piscina de Como la espuma, o ir al cine y verla porque puede que despierte mucho más que una simple vocación cinéfila.
[…] película, como este reportaje de los Informativos de TVE (a partir del minuto 45), la reseña en Fotogramas, esta entrevista de La Vanguardia a Roberto Pérez Toledo o la participación de parte del equipo […]
Me gustaMe gusta