Hace sólo unos meses la realizadora francesa Houda Benyamina saltaba a la fama con su discurso, feminista, entregado y políticamente incorrecto, de recepción de la Cámara de Oro al mejor primer film de Cannes 2016. Recompensa que da vértigo a cualquiera, cuando se rememoran algunos de los premiados: Jim Jarmusch, Jafar Panahi, Corneliu Porumboiu o Steve McQueen.
Galardón merecido para un film que no deja indiferente a nadie. Poderoso, vibrante y enérgico retrato de una juventud desilusionada y constatación, por parte de su autora, de un estado de inquietud, miedo, cólera e impotencia (que no sólo afecta a lo más jóvenes).
En los extrarradios de una gran ciudad, Dounia quiere su independencia individual, dinero para poder disfrutar de una mejor situación y reconocimiento personal, más allá de la sensación de inexistencia que la acompaña cada día: joven, sin recursos, mujer y al margen de toda alternativa para rellenar su tiempo libre.
Desde la primera imagen el film transmite la lucha por superarse, por conquistar nuevos territorios, por ir mucho más allá del camino impuesto social y/o económicamente. Tanto la película, como la realidad, es el resultado de mujeres luchadoras que no pierden aliento ni bajan los brazos. Un año para prepararla, nueve semanas de rodaje, un año de montaje…
Nueve meses de casting han sido necesarios para encontrar a las tres protagonistas. Inmensas prestaciones que desprenden una energía desbordante. Oulaya Amamra, hermana de la realizadora, tuvo que luchar literalmente para conseguir el papel. Y el personaje referente que cambia su manera de pensar, una traficante de drogas y trapicheos, Jisca Kalvanda, son dos enormes descubrimientos de la gran pantalla francesa de este año (¿premio actriz revelación en los Césars de febrero?).
A lo que hay que añadir una excelente incursión del gran bailarín de danza contemporánea (break), Kevin Mischel, que se lanza al cine con un papel que le va como anillo al dedo. Uno recurso y posibilidad de salvación para la protagonista principal.
Un nuevo cine radiante y arriesgado pero sobre todo, a mil leguas de los estereotipos, a los que nos tiene tan mal acostumbrado la mayoría del cine de hoy. Aquí son las mujeres las que tienen… (el video de Houda Benyamina en la entrega del premio en internet completa la frase a la perfección). En Divinas, los hombres bailan y las mujeres trafican. La testosterona del siglo XXI se endulza y a las hormonas actuales les salen músculos, sin perder un ápice de su feminidad. Bienvenidos/as al nuevo cine de una nueva sociedad.
Muy bueno el artículo
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Mil gracias, Miguel. Hasta pronto
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Únicamente el cine que procede de Europa tiene el poder de decirnos algo.Hollywood está claramente falto de ideas.Los realizadores aquí citados realizan buenas películas, y aunque no sólo de cine de autor vive el hombre, cuesta encontrar películas en la cartelera que oferten calidad y entretenimiento.
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Qué razón tienes Valentín. Casi el 90% del cine americano está destinado a una taquilla de una media de edad de entre 14 y 16 años, que es su objetivo de público. El cine de aquí es más variado y, salvando honrosas excepciones, más arriesgado y original. Hasta muy pronto, compa
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Gracias Carlos.Es que es verdad salvando algunas películas que proceden de sello de calidad, el resto son productos dirigidos a consumidores de blokbusters, y eso para pasar un rato está bien, pero no es cine con mayúsculas.Un saludo.
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