El tiempo se ha inmovilizado desde hace 10 años. Él se ha escapado a México, huyendo de todos los recuerdos que saltaban a su mirada, en cada rincón de su ciudad de origen. Ella, sin embargo, se ha quedado porque no podría haber soportado otra separación más. Irse hubiese significa abandonar lo poco que aún les unía a los tres, esos momentos vividos, esas sensaciones de armonía que el tiempo está consiguiendo borrar.
Pero si los años no han logrado el olvido, el presente tampoco anuncia la cicatrización del dolor. Un detenido recurrente confiesa sus crímenes pasados y reabre la herida que nunca llegó a curarse. Su descripción de los hechos ocurridos, hace una década, es glaciar: un niño solitario, un terreno de béisbol, una invitación a que se suba a su coche y su desaparición para siempre.
El cineasta canadiense, François Delisle, ha logrado finalizar la historia que le rondaba en la cabeza desde hace años. Chorus (Coro) es una de las más potentes historias dramáticas del cine más allá del norte americano que, pese a su horrible historia, no cae en ningún momento en el melodrama gratuito.
La pareja protagonista, Sébastien Ricard y Fanny Mallette, dos inmensos talentos del cine francófono canadiense parecen tallados para interpretar este matrimonio desgarrado por la inexplicable desaparición de su hijo hace una década. A la que se añade la fabulosa Geneviève Bujold, un icono del país que interpreta a la abuela.
Con su contenida puesta en escena y un impresionante en blanco y negro, inspirado en la obra del fotógrafo americano Mark Steinmetz, el cineasta nos cautiva con esta melancólica narración, brillantemente estructurada entre México y Canadá, con intensos momentos como el protagonista arrastrado las olas, o el excepcional concierto de Suuns (por cierto, un grupo musical muy, muy recomendable).
Tras visitar las vías de escape de cada uno de los protagonistas, relaciones sin ningún pasado y menos futuro, para él, y el coro de intérpretes de viejas melodías medievales, para ella, se produce el necesario rencuentro para finalizar esta impresionante historia.
Una importante película que se adentra con sutilidad, tacto y mucha sensibilidad en terrenos tan minados como los meandros del olvido, el sentimiento de culpabilidad, la necesidad de superar lo inimaginable y el difícil trabajo personal del duelo de un ser querido. Impactante y bella. El cine canadiense vuelve a elevar el listón.
Qué alegria saber que la gran actriz de «Inseparables», Genevieve Bujold trabaja en esta peli porque le había perdido la pista.
Un añadido más para desear verla.
Un saludo Carlos.
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Querido Fernando: a mí me pasaba lo mismo, hacía una barbaridad de tiempo que no la veía en la pantalla. Por fin vuelve y ¡Cómo! Hasta pronto, amigo.
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