Existen obras, muy pocas, que deberían ser declaradas de utilidad pública y de exhibición obligatoria en escuelas, colegios, universidades, centros culturales, cine-clubs y hasta en los aviones de largo recorrido. Y una de ellas es, sin la menor duda, el proyecto Chicas Nuevas 24 Horas de la genial y comprometida Mabel Lozano.
Conocido por la mayoría como un fenómeno distante, este sorprendente documental nos muestra la cara más oculta de la trata de seres humanos (no sólo chicas sino también chicos) a nivel internacional, y produce continuos escalofríos en el espectador.
Un negocio que mueve unas ganancias por 32 mil millones de dólares cada año en el mundo, generando 5 millones de euros al día sólo en España (siendo sólo superado por Tailandia y Puerto Rico), es mucho más inquietante, peligroso y devastador de lo que la mayoría nos podíamos imaginar.
Mabel Lozano ha creado un dispositivo extremadamente inteligente. Mezclando ficción, en una falsa reunión empresarial del marketing más agresivo que se pueda imaginar, con testimonios verdaderos de las niñas engañadas, secuestradas contra su voluntad y obligadas a realizar hasta 40 “servicios” al día, el documental es una verdadera bomba de relojería contra el negocio más lucrativo e infame que se pueda uno imaginar.
Por suerte, el documental ha encontrado eco en las salas de sus estreno, difundido en 30 ciudades de América Latina, doblado al guaraní y al quechua, recibido el premio Signis en el pasado Festival Internacional de Santa Cruz (Bolivia), así como la declaración de Bien de Interés Cultural en Paraguay, y una nominación al mejor documental de los próximos premios Goya que, cruzamos los dedos, deseamos obtenga de todo corazón.
Mabel Lozano destripa los mecanismos de la trata, desde la caza de la materia prima hasta la identificación y captación de las pobres niñas, en la mayoría de los casos, que no saben dónde han caído. Y tampoco olvida denunciar los grandes grupos mediáticos que defendiendo una falsa profesionalidad y un compromiso con la sociedad, no dudan en llenar sus páginas de anuncios de prostitución, más o menos, encubiertos.
Todos podemos, y debemos, intentar luchar contra esta plaga de comercio de seres humanos, esclavitud digna de siglos pasados, con todas nuestras fuerzas, en la medida de nuestra posibilidades.
Me gustaría pensar que, entre todos, podemos cambiar las cosas que no desearíamos que nos ocurriesen a nosotros mismos. Y una forma posible de aportar algo a esta causa podría ser ver este documental, hablar de él y difundir la mayor información sobre él, para que un día, y esperemos que muy pronto, el título del documental de Mabel Lozano ya no sea Chicas Nuevas 24 Horas sino Nueva Sociedad 24 Horas.
Una triste realidad..hay que denunciarla y este documental es muy necesario.
Habrá que verlo.
Un saludo.
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