A pocos días de que finalicen el plazo para los votos de los académicos de los Goya 2016, la sección de la mejor película iberoamericana sigue con la mima e intensa fuerza que esta cinematografía arrastra desde el año pasado. Nuevos nombres, temas diferentes y comprometidos, interpretaciones sublimes… los miembros de la Academia de Cine lo tienen muy difícil para elegir entre El Clan, Magallanes, La Once y Vestido de Novia.
Magallanes es el remarcable estreno en el largometraje tras la cámara, que no delante, del actor Salvador del Solar (quizás su película más conocida sea Pantaleón y las visitadoras de Francisco Lombardi). Libremente inspirada de un relato de Alonso Cueto, Del Solar se lanza con pasión en una tremenda y cautivadora historia.
Un taxista (el actor mexicano Damián Alcázar) recoge por casualidad a una humilde peluquera. Sin que ella lo reconozca, el taxista no puede evitar rememorar el pasado que les une en los tiempos en que él, oficial del ejército, en lucha contra Sendero Luminoso, realizaba operaciones no sólo contra los terroristas sino también entre la población civil.
Magallanes cuenta con sorprendentes y estimulantes bazas para seducir tanto a los académicos como al público. Su director muestra una extrema habilidad para navegar con éxito entre los géneros, desde un chantaje que nos lleva al más puro cine negro, el pasado de la protagonista que sublima un drama equilibrado, y un retrato de la capital limeña, en verdadero retrato costumbrista, que señala las diferencias de clases y sus contradicciones.
Sin olvidar, la honradez de denunciar una parte del pasado nada glorioso del ejército peruano. Con su manifiesto talento, Salvador del Solar promete convertirse en otro referente del cine latino. Así que esperamos con impaciencia su segunda película.
La fotografía de Diego Jiménez no puede acompañar mejor la historia ni los sentimientos de sus protagonistas. Si en Todos tus muertos ya nos había dejado impresionados, aquí borda la película. Costará olvidar la escena en que la protagonista sube las lomas de las Comas, con la noche limeña como fondo.
Federico Jusid no necesita presentación pero no estaría mal recordar que es uno de los mejores compositores latinoamericanos. Con sus pocos más de 40 años lleva casi 70 bandas sonoras (El custodio –bárbara-, El secreto de sus ojos –impecable-, Isabel…) pero con Magallanes se ha superado a sí mismo. Un verdadero lujo.
Y llegamos a la joya de la corona, la sublime actriz Magaly Solier. La actriz originaria de Ayacucho, lugar que tiene una importancia vital en la película, nos regala una de esas interpretaciones memorables. De una contención milimetrada hasta su justificada explosión, Magaly Solier confirma su estatus de estrella de la interpretación al más alto nivel internacional, hasta el punto que en su monólogo en quechua (sin traducción), logra que el espectador comprenda absolutamente todo su significado. Una muestra de que la actuación, cuando alcanza estas cimas, es, simple y llanamente, puro arte.