Don’t Look at Me That Way, Mongolia 2015


Estamos de nuevo de cumpleaños, el REC Festival Internacional de Cinema de Tarragona celebra su 15ª edición, con una programación repleta de sorpresas, en una clara apuesta por las óperas primas más relevantes del año. Un certamen que arriesga y hace ganadores a sus espectadores desde hace tres lustros.   

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Asumir riesgos no es nada fácil cuando el cinesta es una mujer, su proyecto está lleno de sensualidad y, por si fuera poco, muestra una aproximación a la teoría de género diferente del discurso mayoritario.

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Uisenma Borchu, fascinante directora, guionista e intérprete principal de Don’t Look at Me That Way, no ha atravesado un camino de rosas para convencer a productores y distribuidores frente a una narración alejada de lo convencional. Sin embargo, la personalidad de la realizadora ha conseguido imponerse y llevar a buen puerto una historia donde se mezclan culturas y géneros cinematográficos.

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Heidi, que asume tanto su origen mongol como su cultura alemana, es una mujer con las ideas claras y una concepción muy personal de las relaciones personales y los contactos sexuales, se convierte en el objeto de fascinación de su vecina, Iva, que vive con su hija, Sofía.

Poco a poco las vecinas se harán haciendo más íntimas, compartiendo a Sofía, con la que Heidi vista a su abuela con frecuencia, intentando establecer cada una por su parte un espacio de entendimiento. La fuerte personalidad de Heidi roza la rigidez y sus comportamientos empujan a Iva a intentar retomar el control de una situación que se escapa de sus manos.

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La inteligencia de la directora, Uisenma Borchu, en cuanto al montaje, es fascinante. Don’t Look at Me That Way mezcla tiempo distintos e, incluso, posibilidades de futuro, sobre todo, en su escena final que habrá que seguir con suma atención para establecer su realidad o veracidad. Un final abierto en el que los espectadores los que deciden sobre el fin de esta tórrida narración.

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Un film que aborda la sexualidad sin tapujos en una sensualidad brillantemente fotografiada. Los cuerpos se mezclan mientras que las mentes se separan, las caricias están presentes en un espacio en que los límites no existen.

Otra poderosa apuesta del Festival REC que sigue programando unas películas impresionantes que no dejan a nadie indiferente. De hecho,  dos de las mejores del año están en el programa: El hijo de Saúl y Mustang. Buen festival a todos/as y a por los próximos 15 años.

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