En la historia del cine una actriz estableció una frontera entre la interpretación tradicional y una nueva forma de abordar los personajes (sin duda, precursora sin saberlo del método del Actors Studio y encarnación viviente de las teorías de Konstantín Stanislavski).
Renée Jeanne Falconetti, hipnótica mujer, que con sus silencios y miradas marcó toda su época y, sobre todo, el futuro del cine por su prestación en La pasión de Juana de Arco (1928). En la obra maestra de Carl Theodor Dreyer la protagonista sacrificaba su vida por sus ideales y sus inamovibles convicciones, dispuesta a morir por lo que creía con firmeza.
Sólo un mago del cine, como el osado director Carl Theodor Dreyer, se podía lanzar a la imposible. Si se reflexiona bien, hace falta mucho valor para hacer una película muda, centrando su trama en un juicio inquisitorial, en el que todo es palabra, e incluso, verborrea.
El talento expresivo de Renée Jeanne Falconetti, alejado de aspavientos, poblado de una profunda interioridad, retrospección psicológica y presencia logró que los espectadores materializasen los diálogos del proceso, hasta el punto de tener le sensación de escucharlos de viva voz sus pensamientos.
Esta sublime actriz francesa, por azares de la vida, falleció en Buenos Aires en 1946. Una curiosa coincidencia con la actriz Dolores Fonzi, nacida en Argentina, que durante toda la proyección de Paulina me recordó a Renée Falconetti, hasta tal punto que me parecía su viva reencarnación. Dolores Fonzi ha vuelto a conseguir lo que tan magistralmente logró Falconetti, que escuchemos sus pensamientos más profundos, y convertirlos en algo tan importante como los exquisitos diálogos de esta antológica película.
Santiago Mitre, que ya nos impresionó con El Estudiante, nos ha literalmente impresionado, cautivado y fascinado con Paulina, su segundo film, un remake del clásico de Daniel Tinayre que rodó en 1961, y que arrasa por donde vaya, añadiendo una joya más a la cosecha de cine latino que mejor recuerde de su reciente historia.
Paulina es una abogada que decide poner en práctica sus ideales y dedicarse a la enseñanza y defensa de los derechos humanos en zonas humildes de la periferia de la ciudad. Frente a la oposición de su padre, juez, y de su novio, que no ven con buenos ojos el repentino abandono de una brillante carrera. Un grave suceso (no dejes que te lo cuente nadie antes de verla) hará que, tanto sus allegados como ella misma, vuelvan a posicionarse sobre sus decisiones.
En una época de ruido ensordecedor, y en muchos casos vacío, de discursos políticos, cacofonía de verdades sin ningún sustento y falsos posicionamientos, el talentoso Santiago Mitre ofrece, a través de una impresionante historia, un verdadero debate político, como hacía años que no se proponía. Al fin y al cabo, la película se podría resumir en dos cuestiones esenciales: cómo podemos compaginar compromiso personal e ideales socio-políticos y dónde se encuentra el límite que proteja nuestra existencia.
Santiago Mitre y la sublime Dolores Fonzi, que se merece todos los premios a la mejor interpretación femenina del año (incluir todos los que ya lleva sería largísimo), nos proponen la película que incita a discutir durante días con nuestros amigos, a intentar conocer cuál hubiese sido nuestra posición en el caso de Paulina, a defenderla o todo lo contrario. El cine de Santiago Mitre recupera la función original del séptimo arte, el de compartir nuestras sensaciones y sentimientos más íntimos. Quien no vea Paulina, puede considerar que no ha visto cine este año. Más que imprescindible. Sencillamente, necesaria.
Lástima que el trailer nos descubra ese «grave suceso».
He decidido que no voy a ver nunca más un trailer.:-S.
Un saludo Carlos.
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Querido Fernando: Totalmente de acuerdo. Yo ya hace tiempo que no veo trailers jeje. Peliculón. Hasta pronto, amigo
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Y es aquí cuando me doy cuenta lo poco que sé de cine. Acabo de verla en el Festival de Gijón y sí, genera debate, la actriz está soberbia pero no me pareció una gran película. Más bien, pasable. Suelo estar de acuerdo con tus opiniones y eres mi crítico de cabecera pero esta vez debí perderme algo en el camino. Espero enamorarme de las siguientes que tengo previstas en el festival. «Zurich», entre otras. Un saludo.
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Querida Juliet: mil gracias por tus palabras. Paulina no es fácil y cada uno la percibe muy personalmente. Para mí es un momentazo de cine pero lo bueno del cine es eso, justamente, poder compartirlo con los demás. Hasta muy pronto, amiga (y estoy seguro de que sabes mucho más de cine que lo que confiesas). A ver si estamos de acuerdo en las mejores del año…
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