Bajo la aparente humildad de esta propuesta cinematográfica se esconde una tarea de titanes para poder llevarla a cabo. El río georgiano Enguri crea cada año, gracias a la época lluviosa, nuevos islotes en mitad de su cauce. Una tierra extremadamente fértil en la que los campesinos se instalan por unos meses y esperan sus cosecha, antes de partir ante la inminente y, jamás previsible, subida de las aguas y consiguiente desaparición de la isla.A partir de esta premisa tan inspiradora, el director George Ovashvili ha escrito y producido una maravillosa historia. Un anciano y su nieta se instalarán en una de estas nuevas islas para cosechar su recolecta anual de maíz. A la lucha previsible contra la naturaleza se añadirá otra, no menos cruel, los conflictos de la guerra (como hace poco ya había tratado la excelente película Mandarinas).
Corn Island no ha pasado desapercibida por los festivales y junto al máximo galardón como mejor película del Festival Internacional de Karlovy Vary, se suman innumerables reconocimientos, a lo largo y ancho de la geografía. Su mensaje, tan poético como intenso, llega a los espectadores gracias a unas excelentes interpretaciones (İlyas Salman y Mariam Buturishvili), una luminosa fotografía y un guion que mezcla descripción, conflicto y suspense, a partes iguales.
Toda una proeza artística porque su director decidió crear artificialmente la isla para el rodaje, que se prolongó tres estaciones, durante 70 días. A lo que habría que añadir las dificultades de acceso a la isla, una imprevisible climatología y unas condiciones duras, y muy peligrosas, para los técnicos y actores.
La llegada a la isla, la instalación y la construcción de un pequeño hábitat para sus dos inquilinos, marcan la primera parte de esta impresionante película. Una segunda parte añadirá la tensión necesaria, que aporta la vigilancia de las orillas del río, por parte de los soldados georgianos, tan atentos a los posibles enemigos como a esa curiosa familia, que sea instalado en la isla. Un mágico momento cinematográfico que nadie debería perderse.
Una pequeña maravilla. Cine sin concesiones.
Me gustaMe gusta
Querido Eduard: Me alegro de que te haya gustado. A mí me pareció casi hipnótica. Hasta pronto, amigo
Me gustaMe gusta