Cábala Caníbal, España 2014


La mejor forma para salir de un laberinto es apoyar la mano sobre una de las paredes y avanzar en su entramado, sin abandonar en ningún momento, el contacto con ese muro. O eso creo que leí hace tiempo. Siempre he pensado, sin ninguna base científica que apoyase mi tesis personal, que lo más sencillo era comenzar por el final. Entrar por la salida me parecía mucho más fácil que la fórmula inversa porque, al menos, te evitabas la frustración de no lograr salir de él.V4Con la última entrega del universo visual de Daniel V. Villamediana he tenido la misma sensación. Pese a la certeza de que conocer sus trabajos anteriores, es una de las mejores experiencias de las que puede disfrutar el espectador, entre el actual panorama cinematográfico nacional, me hubiese gustado descubrir primero Cábala Caníbal, e ir aventurándome en su hipnótico y asombroso mundo de imágenes hacia atrás.V1Con este cineasta sabes por dónde se entra en cada una de sus películas, pero desconoces por completo cómo vas a salir de ellas. Desde la meditada construcción de sus imágenes personales hasta la sabia combinación de las ajenas, Daniel V. Villamediana reconstruye el mundo actual desde el pasado y la memoria, le da un nuevo sentido, lo recrea, lo informa y lo desnuda para mostrar lo que no vemos pero que, en el fondo, podíamos intuir.V5Los laberintos me atraen tanto como me asustan. Como confeso devorador de imágenes no puedo impedir sentir, pegada a mi retina, la desagradable y doble sensación de que me voy a perder algo importante en ellos. Si logro encontrar la salida, la angustia de que no he visto todo su interior atenúa la victoria de haber salido de él. Y si no lo consigo, me pierdo la recompensa final de empujar la puerta y recibir, en pleno iris, la sorpresa que había tras todos esos kilómetros de pasillos.V2Daniel V. Villamediana me hipnotiza tanto como me inquieta. Cada visión de sus trabajos cambia de perspectiva, al mismo, tiempo, que aporta nuevas incógnitas, como un corpus totalmente cerrado, abierto a infinitas interpretaciones. Todo ello gracias a una de las virtudes que más suele fallar en la filmografía de muchos cineastas: la coherencia. Si Cábala Caníbal comienza con un muro caído (que esconde un secreto) y un toro negro, esos elementos ya estaban en El Brau Blau (El toro azul, 2008), y en buena medida, en La vida sublime (2010), a través de la carta de un familiar del protagonista.V8Cábala caníbal en tan generosa en contenido que su autor ha tenido la excelente idea de apoyarse en la técnica de la pantalla dividida en dos. Casi como si quisiese enviar a cada una de nuestras dos partes del cerebro información (distinta o complementaria, según el momento) al mismo tiempo. Un viaje iniciático hacia los más oscuros recovecos de la historia más oculta de nuestra España negra, plagada de insospechadas revelaciones y maravillosas coincidencias, a ritmo de música de barroca (que ya aparecía en su primer cortometraje, Espacio público, 2005, y, como motivo principal, en De occulta philosophia, 2012) ayudado en un momento por un amigo chino (El Evangelio, 2009).         V6Pero lo inconfesable de la obsesión por los laberintos quizás sea, simple y llanamente, el temor a enfrentarte a ti mismo en su interior. El Minotauro no es más que un doble de nosotros mismos. Un gran toro negro, como el miedo y la inseguridad, con unos cuernos tan peligrosos, como las heridas que deja la verdad cuando se pronuncia en silencio.V3Daniel V. Villamediana (me encanta la V en medio de su nombre, es tan evidente que se refiere a V -la serie de invasión de lagartos alienígenas de principios de los 80- que nadie se ha dado cuenta hasta ahora de la advertencia: soy un extraterrestre dentro de vuestro cine y vengo a conquistaros. En todo caso, su talento ya lo ha conseguido en mi caso), como decía, el cineasta es mucho más valiente ante los laberintos. En realidad, Cábala Caníbal es una versión de La Ventana Indiscreta (1954), con 2601 ventanas (2600 en el Escorial, escenario de Espacio público, 2005, y la suya propia), en la que el observador y el observado son la misma persona, y con el mismo poder hipnótico que la versión original del maestro del suspense.V7Los intrépidos organizadores de la cuarta edición del festival 3XDC –DOCMA- que se celebra durante el mes de abril, han tenido el exquisito gusto de centrarlo en dos autores imprescindibles de la creación visual actual, el canadiense Peter Mettler y el extraterrestre vallisoletano Daniel V. Villamediana. Visto lo escrito anteriormente, no creo necesario desvelar mi preferido. Usa, y abusa sin límites, de la filmografía de este particular expediente Villamediana: la verdad no está ahí fuera. Se encuentra en sus imágenes.

2 comentarios

  1. Muy interesante Carlos,cómo hay otro cine español(siempre ha existido),que no es tan comercial pero esconde muchas joyas.Gracias por descubrírnoslas una vez más.
    Un saludoo

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