Aunque Robert Minervini declara como su mentor al mítico realizador de documentales musicales, Donn Alan Pennebaker, encuentro una estrecha relación le une con mi idolatrado cineasta, Frederick Wiseman.
Si éste, el gran Balzac de la comedia humana americana actual, ha centrado gran parte de su carrera -40 documentales- en el estudio de las instituciones que sostienen la estructura americana, Minervini retrata los elementos que han sido excluidos de ella. Un espejo cóncavo que, al final, enriquece la visión de una realidad, tan compleja, como la sociedad de los EE.UU..
The Other Side (El otro lado), mucho más oscuro, tenebroso, inquietante y peligroso en el que se adentra el director fue una de las mejores películas de la edición 2015 del festival de Cannes, premiado prácticamente en todos los festivales en los que se ha exhibido.
Personajes reales, luz natural, un equipo técnico reducido de cinco personas y unas historias personales que cortan el aliento, son las características habituales de este prodigio de realizador. En realidad, uno de los personajes de prolongación de la vida de un personaje de su maravillosa Stop the Pounding Heart, Todd Trichell, padre del joven aficionado a los rodeos.
En The Other Side, su título original es Louisiana, seguimos los pasos de una pareja de toxicómanos, Mark Kelly y Lisa Allen, y un grupo de paramilitares convencidos de que se aproxima un desastre, una inminente invasión, una nueva guerra en territorio americano y que hay que estar preparado para ello. Lo que en americano significa, armado hasta los dientes.
Como afirma su director, su país se ha construido en base a los conflictos, ya sean internos y externos. La masiva implantación de drogas, como la metanfetamina, su libre circulación prohibida pero, hipócritamente, ignorada por las autoridades, ha creado una guerra interior que sirve para excluir una cierta población, privarla de voto y sostener la opinión pública general para que apoye una agresiva política exterior.
The Other Side es una de las películas más importantes del año. Mark y Lisa son una pareja que comparte su vida, su intimidad y sus miedos, con tal intensidad, que impresiona al espectador. De hecho protagonizan una de las más bellas escenas de amor real más sensuales y tiernas de la filmografía actual (por lo que no es apta para el público más joven) y el paralelo con los paramilitares crean una fuerte impresión y un contraste difícil de olvidar.
Fuera de pantalla, el director siguió manteniendo contacto con sus actores aficionados y la buena noticia es que no sólo se desintoxicaron sino que Mark Kelly recibió una oferta para otra película, lo que no es de extrañar, dada su capacidad para hipnotizar a la cámara. Imprescindible, fuera y dentro de la pantalla.
No había oido hablar de este documental.
Investigaré…gracias Carlos.
Un saludo
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No te la pierdas Fernando, te va a encantar. Abrazos, amigo. Ya nos dirás.
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