Gracias a la inteligencia, perseverancia y buen gusto de nuestros amigos del Festival de cine de autor de Barcelona D’A, unos de los directores europeos más interesantes, arriesgados y con un fascinante universo particular, Bertrand Bonello, se va a re/descubrir, gracias a su merecida retrospectiva. Un importantísimo autor, muy poco estrenado en nuestras pantallas, y que Festival D’A, como un buen Quijote cinematográfico, ha decidido deshacer tal imperdonable entuerto.Si lo habitual es percibir al cineasta, tras las intenciones e interpretaciones de sus actores, salvo su pequeño papel como periodista en Saint Laurent, es mucho más difícil verle delante de las cámaras. Otro director, tan prometedor como él en sus principios, Antoine Barraud, le ha convencido para protagonizar su último trabajo, Una Espalda Roja (Le dos rouge), tan hipnótica como misteriosa.
Antoine Barraud, con sus cortos y mediometrajes, viene dejando al personal más descolocado que la política gubernamental sobre el cine (defendiendo y aprobando mayoritariamente el IVA reducido en el Parlamento Europeo en Estrasburgo el lunes 27 de abril de 2015, y aplicando el IVA europeo más alto, desde hace años, en España ¿?).
En el anterior trabajo del cineasta, Les Gouffres, unos extraños hoyos en el suelo provocaban unas reacciones personales muy interesantes entre los protagonistas. Más que ciencia ficción, un terreno minado de lo extraño y bizarro, con toques del maestro Howard Phillips Lovecraft.
Le dos rouge, en principio, iba a ser un documental centrado sobre el director Bertrand Bonello, pero visto su riesgo y trama, el proyecto tardó varios años, al mismo tiempo, que evolucionaba la idea original. Al final, la película protagonizada por el cineasta, que a su vez interpreta a un director, que recurre a la ayuda de una singular experta en arte, para buscar un cuadro que defina la monstruosidad en el arte, con el fin de incluirlo en su próximo film.
Utilizando argumentos de proyectos frustrados del propio Bertrand Bonello y la constatación de Antoine Barraud, de que el tiempo medio pasado ante un cuadro en los museos es de unos 15 a 20 segundos, el film es un recorrido cautivador por las pinacotecas, la vida y el cine, con unos personajes fascinantes (la maravillosa Jeanne Balibar, el impagable Nicolas Maury, las sin límite: Géraldine Pailhas, Valérie Dréville y Joana Preiss, y otro invitado de lujo, Barbet Schroeder, en un papel surrealista).
Unas situaciones sorprendentes, en las que el espectador dispone del tiempo necesario para mirar, verdaderamente, ciertos cuadros (Bacon, Théodore Chassérieau, Caravaggio, Léon Spilliaert, Gustave Moreau…). Un claro OCNI (Objeto Cinematográfico No identificado) que no deja de sorprender de principio a fin.
Si además que se añade que el cineasta, en medio de su búsqueda, descubre que una mancha roja, en forma de garra, se va extendiendo por su espalda (motivo del título), las interpretaciones que cada espectador crea en su mente, son infinitas. Un cine que no se limita a seguir los pasos trazados de su historia, que se arriesga, aventura y convence, sin lugar a dudas.
Al igual que el Festival de cine de Autor de Barcelona D’A: casi un centenar de propuestas en 10 días, decenas de hallazgos, aventuras, descubrimientos y encuentros diarios… todo lo que un certamen debería conseguir: que quieras ver o, volver a ver, toda su programación. Incluso alguna película, como Las amigas de Ágata, de lo más fresco del festival, se volverá a proyectar a petición del público… Buena continuación a todos. A consumir, sin moderación alguna, hasta el 3 de mayo.