Una verdadera obra maestra del cine de ciencia ficción. En sólo tres películas, tras la joyita de su primer largometraje en 2009, District 9, y una fábula futurista de transición, tres años después, Elysium, el sudafricano Neill Blomkamp vuelve a los amores de sus primeros cortometrajes de la primera década de este siglo (TetraVaal y Tempbot, que esperemos se incluyan en la versión vídeo), una vez ya instalado en el sistema americano de producción y con los apoyos necesarios para acabar una historia, que no había podido desarrollar hasta ahora. Si bien los temas principales constituyen uno de los pilares clásicos del género (inteligencia artificial, robots que sustituyen a la policía, humanización de las maquinas frente a la deshumanización de los hombres…) el cineasta los sublima con unas bazas de una potencia extrema.
Johannesburgo, una de las ciudades más peligrosas del mundo, ha visto descender en picado su tasa de criminalidad (300 delitos al día) gracias a una policía robotizada que evita víctimas humanas. Uno de los robots, Chappie, manipulado por su creador secretamente para que posea conciencia, es secuestrado por un gang que tendrá que educarle como si se tratará de un bebé.
En primer lugar, Neill Blomkamp combina una de las mejores partituras que haya compuesto Hans Zimmer en toda su carrera, con un montaje milimetrado, realizado con bisturí y que desechan cualquier segundo que impida avanzar la acción, ayudado por unos vertiginosos movimientos de cámara y hasta salpicando la sabrosa mezcla con algunas imágenes al ralentí, tan retro años 80. Ni un segundo de descanso para los protagonistas ni el espectador y ausencia de cualquier transición superflua, en un explosivo guión que rueda sin necesidad solito.
Un descubrimiento genial: la pareja protagonista más friki de la historia del cine, que deja a los personajes de la saga Mad Max a la altura de adorables vecinos residentes del barrio burgués de Wisteria Lane en Mujeres Desesperadas. Yo-landi Visser (Vi$$er) y Ninja, componentes del grupo de electro-rap sudafricano Die Antwoord que, por suerte pude ver en directo en el Garorock de 2013, y que cuando llegaron a escena a medianoche montaron tal espectáculo, que salías con unas imperiosas ganas de llevarte a la piscina a todos los Gremlins.
Un derroche de energía, un sentido del humor rompedor, unos efectos especiales de lujo (mención especial a uno de los habituales del director, Sharlto Copley, que ha sabido transmitir toda la humanidad a Chappie) y una infinita ternura mezclada con una violencia asumida y arriesgada, que Neill Blomkamp sabía a la perfección que provocaría una calificación para mayores de 17, en su estreno mañana en Estados Unidos.
Aparte de todo lo anterior, que no es poco, lo más interesante del cineasta sudafricana sigue siendo su visión crítica de su país, sus metáforas visuales (entre otras, los ataques al desprotegido Chappie recuerdan con precisión las fotografías de las violencias del periodo del apartheid) y su habilidad para insertar en una película de acción interesantes y pertinentes reflexiones filosóficas y sociales.
Por ejemplo, a través de los dos ingenieros de la sociedad de TetraVaal muestra las dos tendencias de la ciencia frente a la inteligencia artificial o robótica, en general. Hugh Jackman (46 años), con un peinado que parece escogido por la maquilladora de Uma Thurman, representa la opción militar de la ciencia y con un control, evidentemente, centralizado y ordenado por el mismo. Dev Patel (24 años, casi la mitad, protagonista de Slumdog Millionaire) encarna la nueva generación, la que aboga por una aplicación más humanizada y, por supuesto, libre en la que cada persona o robot asume y gestiona su propio universo.
Pero el tema más brillantemente tratado, al fin y acabo, el asunto principal se reduce a qué es lo que nos hace humanos: lo que hemos aprendido, lo que llevamos dentro. ¿Todo ello es innato o adquirido? ¿El ser humano nace bueno, o en realidad, es malo por naturaleza? Preguntas que llevamos siglos intentando contestar y que, aún hoy, no sabemos responder.
Brillantísimo trabajo de Neill Blomkamp que con Chappie ha obtenido el pasaporte para un próximo viaje excepcional: Alien 5. La saga que mejor sabe elegir a sus directores: Ridley Scott en 1979, James Cameron en 1986, David Fincher en 1992 y Jean-Pierre Jeunet en 1997. Ganas, ganas, ganas.
Pues cómo engañan las apariencias, amigo Carlos. Ví hace tiempo algún trailer promocional del film, y me transmitió la impresión de una propuesta blandita, un tanto cursi y con excesivo apego a lo mainstream; supongo que es lo que tiene sacar conclusiones sobre la base de un material obviamente insuficiente. Habrá, pues, que darle una oportunidad…
Un abrazo y hasta pronto.
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