Culinary Zinema o las recetas de la felicidad


por Carlos Loureda

No se podía imaginar un lugar más idóneo, la capital donostiarra, para organizar el ciclo del Culinary Zinema, cocido conjuntamente por Basque Culinary Center y los festivales de San Sebastián y Berlín: una serie de películas sobre gastronomía y un abanico de cocineros de todo el mundo creando, cada día, un menú en relación directa con el film proyectado.VD0De los siete restaurantes en el país con 3 tres estrellas Michelín, tres están en San Sebastián (Akelarre, Arzak y Martín Berasategui, la guía francesa ha olvidado a Andoni Luis Aduriz y su paraíso, llamado Mugaritz, con 2 estrellas por el momento, pero no tardará en ser el cuarto de la gloriosa selección). En total, el conjunto de las citadas estrellas en la capital donostiarra es de 16, lo que hace de ella el territorio más denso por metro cuadrado, en cuanto a estrellas culinarias (sólo por detrás de Kyoto, en Japón). Sin mencionar las estrellas cinematográficas de estas fechas… VD6Evidentemente las entradas se agotan como churros (mejor dicho, en esta sección se definirían como harina estratificada en tempura de aceite de sésamo y cristales de azúcar glass… o algo parecido) y las películas son tan sabrosas como las recetas de los cocineros: Philippe Arrambide, Xavier Isabal y Gorka Txapartegi, Mikel Gallo y Kenji Takahashi, Jakon Mielcke, Kevin Patricio y Aitor Arregui, Francis Paniego y Nacho Manzano, Rubén Trincado y, por último, Gastón Acurio.VD1Y para comenzar dicho ciclo una actriz de altura, con un Oscar en la mano y un menú en la otra, Helen Mirren, en la adaptación de la novela de Richard C. Morais, Un viaje de diez metros, la distancia exacta entre dos restaurantes separados por una carretera rural de un pueblecito ideal del sur francés.VD4El problema es que, de un lado, tenemos el Sauce Llorón, con una estrella Michelín y que espera su segunda desde hace décadas, dirigido por la estricta y falsa mala, Helen Mirren, y del otro lado de la carretera, el restaurante familiar de una familia que ha tenido que emigrar de su India natal. La guerra de culturas, sabores, colores y tradiciones será sin cuartel. Pero como en toda comedia dramática que se precie, triunfa el buen sentido, la solidaridad y, por supuesto, el amor.VD5La película dirigida por el sueco Lasse Hallström, al que le encanta venir a San Sebastián, está repleta de clichés, tópicos e ideas preconcebidas (la parte dedicada a la cocina molecular es sencillamente tronchante por lo falsa y ridícula de su puesta en escena, el perpetuo vapor y las porciones minúsculas), pero tiene el mérito de estar rodado (si no me equivoco) en uno de los restaurantes con mejores vistas de París, Le Georges, en la última planta del museo de arte contemporáneo, Centre Georges Pompidou.VD3Un viaje de diez metros (The Hundred- Foot Journey) desprende un buen aroma, transmite muy buenas ondas y sólo por el placer de ver a Helen Mirren, maravillosa reina de este restaurante, bailar entre fogones, este viaje culinario merece la pena.

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