Hacía años que Nicolas Cage no estaba tan inspirado en una interpretación tan delicada como la del protagonista de esta película: un capataz forestal, que ya ha pasado por la casilla de la cárcel, intentando reconstruir su vida. La delicada cuestión es que en esta segunda oportunidad se tropezará con un problema inesperado: la violencia de un padre alcohólico sobre su hijo adolescente.Papel interpretado tan magistralmente por Tye Sheridan, premio mejor actor revelación en la Mostra de Venecia 2013 (que ya desde El árbol de la vida, y sobre todo, Mud, prometía un brillante futuro) que, mala suerte para su compañero de reparto Nicolas Cage, ha conseguido eclipsarle su merecido retorno a la primera fila.
Además Tye Sheridan actuará frente a Charlize Theron en la adaptación a la gran pantalla de Dark Places (primera novela de la autora de moda, Gillian Flynn; en los próximos meses su primera adaptación al cine llegará de la mano de David Fincher, con Ben Affleck, Perdida –Gone Girl-) en un papel que vale su peso en oro, un joven acusado por su hermana de haber asesinado al resto de su familia.
Joe es un drama sureño de los de toneladas de sudor, enjambres de mosquitos, intensos calores, muchos grados de alcohol, porches con mecedoras que chirrían, montañas de rifles cargados por el diablo y tentación permanente para sus dueños. Es una pena que la película coincida en tantos detalles con la fabulosa Barro (Mud), pero es que ambas poseen la misma cultura del sur. Sus directores incluso han estudiado juntos y David Gordon Green ejerció de productor en la primera película, Shotgun Stories, de su amigo Jeff Nichols.
Nicolas Cage proyecta en este adolescente su pasado y sabe, a la perfección, que el chaval caerá de un lado o de otra de la barrera, como casi siempre, dependiendo de las personas que le acompañen. En su mirada se transparenta su historia personal, sus miedos juveniles, sus ansias de independizarse económicamente, su apego a la familia, al mismo tiempo, que su rechazo a un padre que, por mucho que cierre los ojos, no puede ocultar su decadencia física y psicológica debido a un anclado alcoholismo.
Una historia más universal de lo que parece: la superación de los obstáculos impuestos por las circunstancias que nos rodean, el intento de construir una identidad independiente de la familiar, los sueños de bienestar, las amistades que acompañan en los tramos complicados del camino…
Una película impresionante que despliega lo mejor del director de fotografía, Tim Orr, con unos colores y una cuidadísima iluminación que parecen diseñada para hacernos sufrir el calor que sube de esas ardientes y peligrosas tierras. Un film violento, por momentos, que lucha por iluminar la existencia difícil de sus protagonistas pero, por encima de todo, nos devuelve el inmenso placer de disfrutar de una buena interpretación de Nicolas Cage.