Eastern Boys, Francia 2013


Hace exactamente diez años, Robin Campillo firmaba su primera película, Les Revenants, una alucinante historia sobre el regreso de 7 millones de muertos en el espacio de dos horas. Nada de zombis, camisas desgarradas o putrefacción. Los muertos regresan intactos a sus casas y el problema reside en insertarlos de nuevo, a nivel sentimental, económico, político… Un debut tan apasionante que el tema se ha retomado, en una reciente serie con el mismo título, y con un enorme éxito. Nada comparable al discreto estreno de su ópera prima.EB1El cineasta, antes de este primer film, ya había ejercido en el cine como guionista y montador, y ha continuado participando a lo largo de los años en producciones tan importantes como, La clase (2008) o Foxfire (2012). Pero sus seguidores esperamos, evidentemente con impaciencia, su segunda película. Y el resultado no podía ser más interesante, presentada en la Mostra de Venecia, conquistó de inmediato el premio al mejor film de la sección más radical del festival, OrizzontiEB4Dividida en cuatro capítulos, la historia comienza en la parisina Estación del Norte. Un verdadero hormiguero humano: viajeros, policías, prostitución, vagabundos, sin papeles… Todo un universo concentrado en un enorme edificio, que parece devorar y vomitar gente, al mismo tiempo.EB5Daniel, ejecutivo medio, los 40 bien pasados, se queda prendado de un joven que vagabundea por la estación con su banda de amigos, de origen europeos del este. Tras seguirse por la estación, perderse, reencontrarse, logra establecer contacto con el joven y éste le propone verse en su casa al día siguiente. Daniel aceptar sin imaginarse las consecuencias que tendrá que soportar.EB2Llegada la hora de la cita, a la puerta del apartamento de Daniel aparece un niño de unos 12 años, uno de los que estaban con el joven, que se introduce en su casa. La sorpresa del protagonista acaba de empezar porque tras el crío se introduce en su casa todo el grupo de jóvenes que estaban en la estación.EB3Con una primera mitad absolutamente sublime, llena de tensión y suspense, el espectador no logra concebir cómo logrará el protagonista salirse de esta situación tan violenta como explosiva, en cualquier momento. Si bien las dos últimas partes, la dedicada al romance entre los protagonistas y el pseudo-thriller final en el hotel, no alcanzan la maestría de las primeras, Eastern boys posee una fuerza inquietante en sí misma, un actor impresionante, Olivier Rabourdin, y un montaje que ya les gustaría a muchos.

2 comentarios

  1. No conocía nada de este realizador francés pero tus comentarios me provocan ver las dos películas. Hace tiempo que vi L´Homme blessé de Patrice Chéreau, del 83 creo, en la maravillosa sesión nocturna de los viernes de madrugada de CINECLUB de TVE2, donde proyectaban excelentes films en versión original subtitulada. La escena de los servicios tenía lugar en una estación de tren y la temática, mutatis mutandi, se asemeja un poco y más recientemente, de 2011, es la de Gael Morel Notre Paradis, también de temática similar así que tendré que verla para comparar lo incomparable.
    Mil gracias Carlos.

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    • Querido Miguel: tienes que verlas. Las dos primeras partes de Eastern boys son literalmente flipantes. Luego el suflé se desinfla pero merece, sin duda, la pena.

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