La fama de algunos conlleva el olvido del resto. Y ese es el caso de Elio Germano, premio a la mejor interpretación masculina del último Festival de Cannes, junto a Javier Bardem. ¿Quién se acuerda a estas alturas que en la edición 2010 el premio había sido ex-aequo? Una interpretación impresionante, arrebatadora e intensa en una película que aborda una de las últimas temáticas preferidas del cine invisible: la pérdida, de manera inesperada, de un ser querido.
Daniele Luchetti, actor, realizador y guionista con una carrera impecable, vuelve a dar de pleno en el corazón de los espectadores al dirigir esta película como si fuera, prácticamente, un documental. Claudio, obrero de la construcción, espera feliz la llegada de su tercer hijo junto a su esposa y se arregla como puede para mantener a su familia. Pero una desgracia inesperada destruye la alegría familiar y desbarata el mundo que Claudio se había propuesto construir.
La película es un retrato magistral de la clase media italiana, la que no se queja porque cada mes consigue algo de dinero, hay muchos más en peores condiciones, pero que resulta insuficiente para llegar a final de mes. Del neorrealismo de la época glorioso del cine italiano hemos pasado al realismo social, puro y duro, de unos tiempos llenos de contradicciones. Claudio intentará al menos obtener más recursos económicos para compensar la desdicha de su familia, centrado en la teoría de que si bien el dinero no da la felicidad, sí ayuda a conseguirla.
El film presenta varias lecturas, poéticas y políticas, y adopta varios géneros, drama, cine social o comedia, en una sabia mezcla. El director, junto a sus inspirados actores, ha logrado la metáfora perfecta de una Italia resquebrajada, con múltiples fisuras en sus cimientos, y la expresión perfecta de la filosofía reinante, basada en el enriquecimiento fácil y rápido, siempre y cuando no se tengan muchos escrúpulos. Es evidente que el sector de actividad en el que trabaja el protagonista, la construcción, no ha sido elegido al azar ni que el personaje del promotor inmobiliario se parezca tanto físicamente a un conocido empresario (como señalan todas las biografías que he consultado), Silvio Berlusconi.
Película próxima a la magistral Another Year por el exquisito retrato de un conjunto de personajes profundos y perfectamente dibujados (Raoul Bova o Isabella Ragonese), una historia que huye del melodrama y adopta un tono narrativo neutro y, sobre todo, por la defensa de la amistad, el amor y la ayuda mutua como base de la verdadera y única felicidad existente. El buen cine italiano, tras unos años de ausencia, vuelve a conquistar la pantalla.
Con motivo del Festival de Cine Online de Filmotech.com, aprovechamos para hablar de cine invisible:
http://www.cineario.com/blog/el_otro_cine_espanol
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Querido amigo: gracias por ayudar a difundir este tipo de cine tan especial. También yo quería hablar del Festival pero como ayer fue el primer artículo en Fotogramas y el Festival acaba el 11 era un poco justo. Me parece una iniciativa estupenda. Hasta pronto, amigo
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una de las grandezas del cines es el reflejo de la sociedad global a traves de lo local. este seria un caso a tenor de lo que explicas
un abrazo
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Queridos lobos: esa es la verdadera magia del cine, como bien dices, de lo particular a lo general, de lo microscópico a lo infinito. Pocas veces el cine italiano ha mostrado de una manera tan cruda la crisis de valores de un país. Un verdadero peliculón. Hasta pronto, amigo.
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