No podía acabar mejor el año. Un regalo cinematográfico a la altura de una añada rica, variada y memorable, en la que se han mezclado valores consagrados con recién llegados, que darán mucho que hablar. Pero para eso tendremos que esperar al 31 de diciembre, en que publicaremos la lista de las mejores del año de Cine Invisible y, lo último de Jia Zhang Ke, evidentemente, estará en muy buena posición.De inmediato hay que olvidar el título en español. (Lo siento, pero yo sí que necesito hacer un paréntesis de violencia). La denominación de una obra es parte integrante de la misma y cambiar su título es manipular su sentido, inducir a error al espectador y traicionar la obra original. Su traducción al español sería Un toque de pecado (como se ha previsto en los países latinos) y en inglés, A Touch of Sin, en un juego de palabras en referencia al clásico del 1971 de artes marciales, A Touch of Zen, de King Hu. Sobran las palabras.
Y es que nada es arbitrario en el cine de uno de los mejores cineastas de la actualidad. Contraponer el zen, concepto oriental, frente al sin (pecado), concepto occidental, por naturaleza, derivado de una cultura cristiana frente a la mayoría budista (o taoísta y confucionista) supone una de las claves para disfrutar de esta película tan original y rica en significados.
Rebobinemos (porque podríamos pasarnos todo el día comentando el significado de ese toque de pecado), el cineasta nos propone cuatro historias, basadas en hechos reales, de otras tantos lugares de la geografía china: un minero que no soporta la corrupción notoria de los políticos y empresarios de su región (como se ve China no está tan lejos), los continuos asaltos y acosos a una empleada de un centro de masajes, un joven empleado que subemplea o la narración del trabajador emigrante, radiografían un estado de la nación desgarradora y, al límite, en muchos casos sobrepasado, de la explosión.
Foto fija de las barbaridades de un capitalismo llevado al extremo, en una sociedad que ha pasado del colectivismo al más radical individualismo, a una velocidad supersónica, y que ve como todos sus ideales, moral y costumbres se derrumban (como la aldea de Fengjie que desaparecía bajo las aguas de una nueva presa en Naturaleza muerta, 2006).
Las reacciones de estos personajes intentan adatarse a una situación que les sobrepasa, en muchos casos, sin éxito o torpemente. El caso del minero es espectacular. Tiene toda la razón, los politicastros de su pueblo son unos chorizos, prepotentes, ignorantes, pretenciosos y arrogantes. Siente la imperiosa necesidad de actuar pero cuando decide reaccionar, se pone en contra de todos. Lo que nos remite a la cuestión de cómo se debe actuar frente a un sistema abusivo o unos gobernantes incompetentes y mentirosos.
Seguimos con esa idea de pecado. No olvidemos que en China se estima que ya hay más de 50 millones de cristianos. En el filme aparecen varias referencias religiosas en determinados momentos: un cuadro con una imagen bíblica, dos monjas (absolutamente imprevisible en el fotograma) y una serpiente sorprendente. Os dejo el placer de descubrirlas e interpretarlas.
Y pensar que sólo hemos hablamos del título… Un toque de pecado que implica, en la mayoría de los casos, el recurso a la violencia. Cada uno de nosotros establecerá si, al fin y al cabo, se trata de una defensa. Y en es caso, ¿si es o no legítima? Una película con la fuerza y la ironía de Pulp Fiction, la brillantez de Tiempos Modernos y la sobriedad de Después de Lucía, todo pasado por una exquisita salsa agridulce. ¿Quién quiere probar? Yo ya me he servido dos veces.
Qué buena pinta Carlos tiene la peli….espero como agua de mayo tu lista de los mejores del año,a ver en cuales coincidimos,jejeje..un saludo y pásalo bien!
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Querido Fernando: prepárate porque por la primer avez hay DOS españolas en la lista. Ya me dirás si coincidimos o no. Habrá que esperar hasta el 31. Hasta pronto, amigo
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Sí señor, Carlos, grandísima película para terminar el año, hasta las narices estoy de superhéroes, qué falta me hacía esta ración de buen cine.
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Qué razón tienes amigo, Kirk. A mí también empezaban a salirme por las orejas los superhéroes. ¿Es que no hay buenas y nuevas historias que contar? Hasta pronto, amigo
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