Este artículo forma parte de un crossover entre El Blog de cine online y Cine Invisible, experimento diseñado como cobertura especial en Fotogramas.es del Festival 4+1
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Querido Gerard,
El cine es política, sociedad, ciencia, geografía, historia, sueño, fantasía, erotismo, ternura… Es todo y, a veces por desgracia, también es la nada. Olvidemos las antiguas concepciones de los festivales del siglo XX, las subvenciones a fondo perdido o las estructuras que gastaban más de lo que ingresaban para financiar obscuros objetos de deseos reducidos. Esta es la última crisis de una era que se acaba.Cada cambio de sociedad de los últimos cuatro siglos ha venido precedido por nuevos modelos energéticos y distintos medios de comunicación: del carbón y su ferrocarril pasamos a la gasolina y el coche, y del correo al teléfono. Hoy, o pasamos a las energías renovables y nos acostumbramos a internet como medio principal de comunicación o no pasamos a nada y se acabo. ¿Cuándo? Tarde o temprano, pero terminará, si no cambiamos de óptica.
Ante esta situación los hay pesimistas como Abel Ferrara, lúcido y juguetón cineasta (atención al cartel de CinemaVerité -cine verdad- del ingenioso director), que en 4:44 Last Day on Earth retrata el tema más de moda en el cine actual, la destrucción de la tierra, con un profundo nihilismo y pasividad sin fin, en lo que lo único que nos queda por hacer es intentar acabar nuestro trabajo (la compañera del protagonista) o hablar con nuestra familia por… Skype (William Dafoe especializado en el subgénero: amigos, este cuento se acabó), y los hay optimistas, como el pensador Jeremy Rifkin y su tercera revolución industrial. Yo personalmente me quedo con esta última opción.
En nuestra época, los que realmente deciden son los grandes emporios societarios, y nuestros políticos, de una u otra tendencia política (otra vez, clasificaciones tan del siglo XX), se encuentran tan perdidos como la protagonista de 4 años de la película Nana.
Excelente aventura navegar por este universo tan minimalista como lleno de significados como el que nos propone su directora, Valérie Massadian. Uno de los más arriesgados de la selección del Festival 4 más 1 y también de otro fantástico encuentro de cine, la Alternativa. La película ha logrado cautivarme, irritar e inquietarme, todo al mismo tiempo. Qué planos, belleza y talento para encuadrar a los protagonistas.
Me gusta que cada espectador vaya construyendo los prolegómenos de esta historia mínima. Jugar a establecer las bases de esta relación triangular: abuelo, madre y niña. Decidir el grado de amor maternal: entre la distancia y, casi, agresividad del baño y la ternura del momento del juego. Y, sobre todo, rellenar la elipsis del personaje de la madre. Tú ya me entiendes. Cuando la película se estrene durante el Festival 4+1, en los comentarios nos encontraremos con las posibles interpretaciones…
Por eso Nana, entre ficción y documental, me ha recordado tanto a nuestros políticos, ni chicha ni limoná: alejados de la riqueza y obligados a buscarse la vida en la tierra de la escasez (territorio que desconocen por completo), abandonados para siempre o temporalmente, presas del pánico por no tener amigos con quien jugar e ignorantes de que el conejo de Alicia ya haya acabado en la cazuela y el de la protagonista esté, sencillamente, muerto, y no lo podrán resucitar.
Esta es nuestra época, la mejor que tendremos siempre porque no dispondremos de otra. Por eso hay que disfrutarla y, además, siempre nos quedará… el Festival 4 más 1 (¿a qué te suena de algo?).
Mil achuchones, bebé Gerard, tu pesadilla del fin del mundo no se cumplirá. Qué tengas dulces sueños con primas que no tengan ningún riesgo y rescate únicamente del planeta de los simios.P. D. Por cierto, me tienes muy intrigado con lo de los pintxos y los zuritos del 21 al 25 de noviembre. Necesito urgente aclaración antes de que se acabe… la batería del portátil.
P.D. 2 Aunque por momentos no lo parezca, mi profesión de fe es el optimismo como principio de creencia natural. El paraíso está aquí, en este fotograma de Nana: una tarde de verano, una niña, casi un bebé, jugando sobre su madre, libres, unidas por la risa y la confianza de que sólo existe ese instante, que le refresca el rostro con agua, en millones de pequeñas gotitas, que salen directamente de su boca, en una lluvia infinita de besos.
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