She Monkeys (Apflickorna), Suecia 2011


Un profundo misterio rodea esta película que nos llega, otra vez, desde la sorprendente cinematografía escandinava de Europa del Norte. En esta ocasión, de Suecia. En primer lugar, su título original se podría traducir por “Mona” y en el film no aparece en ningún momento el citado animal ni nada que se le parezca. Su directora, Lisa Aschan, en su brillante ópera prima quería esconder cualquier pista sobre su contenido y mantener un suspense sobre su contenido. Bien poco ha durado la intriga porque el film ha obtenido en 2011 una mención especial en la Berlinale y el premio al mejor film en los Festivales de Göteborg y Tribeca.

A la realizadora en el cine le gustan los malos, los personajes inmorales dispuestos a conseguir lo que se proponen al precio que sea. Y creo que los espectadores, en muchos casos, también. Donde esté un malo malísimo, que se quite lo demás. Harta de la tradición cinematográfica de víctimas y oprimidos ha creado unos personajes de acero, encarnados en dos chicas que practican la acrobacia ecuestre y una niña, hermana de una de ellas. Impresionantes las actrices Mathilda Paradeiser, Linda Molin e Isabella Lindquist.

Habituadas a mantenerse en equilibrio en perpetuo movimiento y a entrenarse hasta conseguir la postura deseada, logran controlar el paso de los caballos que montan y harán lo mismo con las personas que los rodean. Por una vez en la gran pantalla, los animales y los hombres sólo sirven para utilizarlos como les venga en gana.

Emma conoce a Cassandra, la estrella del equipo, en el centro ecuestre. Desde el primer momento se establecerá entre ellas una lucha por el control y el dominio, rodeado de un ambiente entre perverso e ingenuo, en los límites de la experimentación que conlleva la adolescencia. Por otra parte, la hermana pequeña de Emma, 5 o 6 añitos, está enamorado de su primo y también sabe perfectamente lo que quiere.

Una película que recuerda al Cisne Negro (2010) pero que, en ningún momento, se limita a reproducir o copiar. El film tiene una voz propia, próxima de una estética de western, un ambiente perfectamente recreado de hostilidad, una inquietante puesta en escena, un gélido universo narrativo y unas chicas que el espectador observa con interés pero que, seguro, nadie quisiera tener como amigas.

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