por Carlos Loureda
Me cruzo con José Luis Rebordinos a la entrada de un película y aprovecho para preguntarle qué tal lleva su primera edición como director del festival: estoy contento, no ha habido ningún susto por el momento e, incluso, hasta estoy relajado. Lo cierto es que José Luis Rebordinos está en todas las partes a todas horas, hay leyendas urbanas que se están creando sobre él, como que tras el director, en realidad, se esconden trillizos o que tiene un doble. Se ríe cuando se lo comento y nos despedimos porque empieza la proyección.
Hirokazu Kore-eda juega en casa
El director japonés es uno de los habituales del Festival de San Sebastián. Kore-eda domina el difícil arte de conquistar al público. En la Sección Oficial presenta Kiseki, un retrato de las tres generaciones de una familia en la que los abuelos intentan adaptarse al presente, sus hijos construir un futuro y sus nietos recuperar el pasado.
Una historia amable con diálogos frescos y situaciones divertidas bañadas por un contexto que recuerda la más reciente actualidad (un volcán en actividad expulsa sus cenizas sobre la ciudad). El director no cae en lo truculento ni se deja llevar por el tremendismo, el volcán no estallará, porque lo que realmente le interesa es retratar el universo de unos hermanos separados por un divorcio que intentan volver a estar juntos.
Un cine perfecto técnica y narrativamente que, sin duda, conectará con el público. Pero también es cierto que le falta ese punto de riesgo e innovación que el Jurado de un Festival pueda desear.
Para Happy end, los de las péliculas suecas…
El cine escandinavo está conquistando, en los últimos años, los premios de los festivales internacionales. Narrados habitualmente desde una objetividad glacial desprenden una atracción hipnótica, para unos, o insoportables, para otros. Son historias del mundo del bienestar habitadas por personajes instalados en el “mal ser” de las angustias vitales, depresiones recurrentes e intensos conflictos.
Happy End de Björn Runge no escapa a esta tendencia. Katrine, una joven que sufre una extrema violencia conyugal por parte de su novio, se encarga de la limpieza de la casa de Jonna. El hijo de ésta se instala en su casa, tras un intento de suicidio y el abandono de su futura esposa, y es en este espacio donde se cruzará con Katrine.
Las dos actrices principales, Ann Petrén y Malin Buska, están impecables en unos complicados papeles y en los que lucen una contención muy de agradecer. ¿Sorpresa final en el palmarés femenino?
El director logra instalar una atmósfera que combina magistralmente con una fotografía digna de los clásicos holandeses. Unos claroscuros que subrayan las sombras de la personalidad de estos torturados personajes. Y aun así, la película logra obtener un Happy end. Bueno, a la sueca, es decir, muy pero que muy ligero final feliz.
Actrices españolas y bien despiertas
Las actrices de La voz dormida, adaptación de la novela de Dulce Chacón y tercera película presentada hoy en Sección Oficial, me han dejado literalmente maravillado. Empezando por Inma Cuesta, todo el elenco de estas mujeres de la posguerra española están alucinantes al mostrar toda la gama de sentimientos: odio, deseo, amor, rabia, compromiso, indiferencia o radicalismo.
Benito Zambrano ha obtenido una paleta de colores del alma humana, a través de este logrado conjunto de actrices que dan lo mejor de sí mismas, que compone una pintura inolvidable. Una composición merecedora del premio de interpretación femenina al conjunto del casting por su riqueza de matices.
Puede que la Presidenta del Jurado acabe encontrando las gónadas masculinas que tanto buscaba en estas maravillosas actrices. El cine no depende de los órganos sexuales, sino única y exclusivamente del talento. Aquí lo tiene de sobra.
Mmm, Inma Cuesta ¿tiene novio? digooo… ¿cuándo estrena la película?
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Querido Kirk: si la veo se lo pregunto de tu parte. La peli se estrena el 21 de octubre, ánimo amigo, ya queda poco.
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